El estallido de la guerra entre Israel y Gaza añade más presión sobre el PIB español que podría crecer cerca del 1% en 2024, un ritmo mucho menor al estimado. La escalada de la violencia en oriente medio provocó ayer una nueva subida del precio del Brent -otro 0,19 % hasta colocarlo cerca de los 86 dólares el barril- disparando las alarmas y despertando el temor de una nueva recaída del IPC, que haga trastabillar a la economía. El punto de partida no es optimista. Semanas antes del inicio de los ataques, el Banco de España ya enfrió las perspectivas macroeconómicas. Empeoró su previsión sobre la tasa de inflación de 2023 en cuatro décimas -hasta el 3,6%- y elevó la cifra en otras siete para 2024, cuando el organismo prevé que el IPC repunte al 4,3%. Detrás, llegó un corrección a la baja de la economía. Los de Pablo Hernández de Cos esperan que el PIB crezca un 1,8% en 2024, cuatro décimas menos de lo estimado el pasado mes de junio. En sus números de septiembre, la institución ya alertaba del efecto que provocará en la economía el encarecimiento de la energía. Un escenario que -tras lo ocurrido en Israel- se agravará. “El dinamismo de la actividad económica española habría experimentado una cierta moderación en el tercer trimestre del año”, apunta en su último informe.
La situación podría empeorar si la guerra en la franja de Gaza se enquista y el mercado del petróleo entra en pánico. Los peores temores del Banco de España se cumplirían, y el precio de la energía subiría con mayor rapidez y fuerza despertando la reacción que los agentes económicos ya mostraron después de desatarse la guerra en Ucrania. “Es demasiado pronto para poder valorar el impacto porque precisamente tampoco sabemos en qué medida va a producirse, ojalá que no, una escalada del conflicto en esta zona”, dijo el pasado miércoles la vicepresidenta primera en funciones, Nadia Calviño, que no obstante reconoció que la guerra añade aun más incertidumbre económica.
“El último trimestre no va a ser crecimiento negativo, pero puede ser crecimiento cercano a cero. Hay que tener en cuenta que, en este tercer trimestre del año, el crecimiento de Europa va a ser del 1,2%, con algunos países en crecimiento negativo”, dijo el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, Antonio Pedraza. El observatorio espera además una desaceleración de las exportaciones, uno de los principales motores que han mantenido a flote el PIB durante los últimos meses.
También el FMI empieza a anticipar un traspié económico provocado por un nuevo e inesperado repunte de la inflación. El organismo prevé que los precios seguirán subiendo de manera intensa durante más tiempo del esperado, lo que hará -según su último pronóstico- que el IPC repunte en 2024 al 3,9%. El principal motivo -alertan los de Kristalina Gueorguieva- es el repunte del petróleo, fruto -durante las últimas semanas- del recorte de producción acordado por los países de la OPEP.
Además, el conflicto israelí no solo añade un extra de inestabilidad al mercado, sino que amenaza con torpedear el suministro a través del Estrecho de Ormuz, una arteria clave en el tránsito mundial del combustible. El crudo de Arabia Saudí, Iraq, Kuwait y Qatar recorre esas aguas. Lq administración de la Energía de Estados Unidos (EIA) estima que entre una quinta parte y un tercio del petróleo del mundo es transportado por la zona.
Todos coinciden, el petróleo será el gran desestabilizador económico en 2024 que impulsará la inflación y reactivará el debate de los bancos centrales, que deben ser quirúrgicos en su respuesta ante una hipotética ofensiva de los precios. En su última reunión, el Banco Central Europeo(BCE) volvió a subir los tipos de interés en 25 puntos básicos. En las actas publicadas, los de Christine Lagarde reconocen haber pecado de optimistas en sus previsiones, y desvelan su creciente preocupación por el futuro precio de la energía.
La nueva variable de la subida del petróleo irrumpe en los planes del Ejecutivo en funciones, que tenía previsto retirar las medidas de auxilio a los estragos de la inflación a finales de año. el FMI avaló los números de Moncloa esta semana, siempre que Sánchez cumpliera con lo esperado. Sin embargo, un encarecimiento prolongado de los carburantes podría demandar un paso adelante del socialista. Si el coste del combustible se traslada al transporte, no tardará en hacerlo a los lineales de los comercios, imitando la situación vivida el pasado invierno cuando el Gobierno decidió redirigir la bonificación a la gasolina y el gasoil hacia el sector. No obstante, la reactivación de las reglas fiscales desaconsejan medidas similares. España debe empezar a eliminar gasto extraordinario y, con el efecto que la inflación ha tenido sobre los ingresos tributarios desapareciendo, el inicio del 2024 podría hacerse muy cuesta arriba.
A ello se añade el final del viento de cola que ha llevado a España a firmar una recuperación récord. El economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, explicó el pasado martes que las economías orientadas a los servicios y con una industria turística fuerte, como es el caso de España, se han visto impulsadas por un fuerte aumento de la demanda de servicios en el último tramo de 2022 y principios de 2023, un efecto que está desapareciendo y que es el que explica la revisión a la baja para 2024 de la que no solo alerta el FMI, sino también el Banco de España.
También la Airef, que hace semanas ya advirtió de una “pérdida de dinamismo” en el mercado laboral y de un frenazo en el crecimiento mayor de lo estimado antes del verano. De hecho, el organismo presidido por Cristina Herrero pronostica una desaceleración del crecimiento económico ya en el segundo semestre de este 2023. “La desaceleración económica que anticipábamos antes del verano ahora parece que se va a producir con mayor intensidad y con mayor anticipación”, dijo Herrero, que sitúa el avance del PIB en el 1,8% el próximo año.
Fuente: El Economista