Lo advertían voces del sector desde hace tiempo. Las listas de espera son una realidad en la sanidad privada. De hecho, el tiempo de espera para una primera consulta con un especialista, por ejemplo un oftalmólogo, traumatólogo, ginecólogo o dermatólogo, aumentó el año pasado, según el estudio RESA 2023, elaborado por la Fundación IDIS.
La saturación que empezó a registrar el sistema público de salud en 2020, desbordado por el número de casos de Coronavirus, provocó que muchas persona optaran por contratar un seguro de salud debido a las menores listas de espera de los centros privados, la posibilidad de elegir médico o la de tener una habitación privada. Casi un millón de personas lo contrataron entre diciembre de 2018 – justo antes del comienzo de la pandemia – y el último mes de 2022. Así, la cifra total de asegurados superaba la cuarta parte de la población ascendiendo a más de 12 millones de españoles.
Este hecho ha afectado a las consultas con especialistas de la sanidad privada. La más impactada ha sido dermatología. En 2022 el paciente tuvo que esperar una media de 22,7 días, un 35,6% más que en 2018. Además, el tiempo de espera para una consulta oftalmológica fue 12,3 días de promedio, un 11,3% más que hace tres años; y para una cita con un traumatólogo 12,4 días (en 2018 se registró una demora de 11,2 días).
También tuvieron que aguardar 16,3 días para ver al ginecólogo u obstetra, es decir, un 30,8% más. “Este aumento posiblemente continúe siendo un reflejo de la acumulación de consultas no urgentes que no pudieron ser atendidas o que fueron retrasadas por los mismos pacientes dada la situación de emergencia sanitaria con la Covid 19”, indica la Fundación IDIS.
Asimismo, esta situación no se ha producido en las demás listas. Por un lado, el tiempo de espera medio que una persona aguarda para una cirugía es de 27,3 días, es decir, alrededor de tres días menos que el registrado en 2018 (30,5 días).
También, en el año 2022 más de 4,3 millones de personas acudieron a los servicios de urgencias privados. El tiempo que tuvieron que esperar de media – sumando el triaje y la asistencia médica – fue de 19 minutos y 40 segundos, según el informe RESA. Prácticamente el mismo tiempo que en 2018 (19,5 minutos).
En cuanto a pruebas médicas se refiere, el tiempo de espera también ha disminuido. El año pasado se llevaron a cabo 390.000 mamografías, 615.000 tacs (tomografía axial computarizada) y casi un millón de resonancias magnéticas. Ninguna de ellas supero los diez días de espera desde que el paciente solicitó la prueba hasta que se realizó. En concreto, para la primera de ellas tuvieron que aguardan una media de 9,8 días y para las otras dos cuatro y 7,7 días respectivamente.
Es más, el proceso para llevar a cabo una prueba médica contiene dos partes. Por un lado, el período hasta su realización y el plazo hasta que el médico recibe el informe con los resultados. En este último, la espera media es de 3,1 días para la resonancia, 1,9 para la tomografía y 0,2 para la mamografía. “Entre 2018 y 2022 se ha realizado una labor de digitalización de los procesos por parte de los centros privados, lo que ha resultado en esta disminución en los tiempos de espera”, afirma la Fundación IDIS.
Respecto a las pruebas de laboratorio, el promedio de espera para su realización desde que el paciente pidió la cita hasta que se hicieron fue inferior a 24 horas. De hecho, en 2022 se realizaron 1.250.000 análisis de sangre – pruebas de bioquímica y hematología – y las personas tuvieron que aguardar 19 horas: También se llevaron a cabo 220.000 exámenes de microbiología, inmunología y genética, es decir, de cultivo y de sensibilidad a antibióticos, entre otros; y esperaron casi cinco horas. Además, para recibir los resultados los pacientes aguardaron menos de dos días. Concretamente, 19 horas y un día y medio respectivamente.
Fuente: El Economista