España está entre los países europeos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) donde menos se amortizan los costes de inversión. En concreto, con datos de 2022, difundidos por Tax Foundation, organización especializada en política fiscal, España, con el 61,3% y Noruega, con el 60,7%, junto a Polonia, con el 59,3% y Hungría, con el 58,3%, son los estados donde las empresas amortizan una menor proporción de los costes de capital.
En el lado contrario, se encuentran las tres repúblicas bálticas. Así, Estonia y Letonia (100%), además de Lituania (88,2%), permiten el mejor tratamiento a la inversión de capital. Las bonificaciones de capital entre los principales países de la Unión Europea (UE) también son elevadas en Croacia (87%) o Gran Bretaña (86%).
A modo de comparación Tax Foundation explica que en 2022 Estados Unidos permitió a sus empresas recuperar el promedio del 68% de los costos de inversión de capital. No obstante, advierte de que la bonificación de depreciación que se adoptó en el país en 2017 se eliminará gradualmente a lo largo de este año, y que para 2027 el tratamiento de la inversión empresarial volverá a ser menos generoso.
En promedio, dice su estudio, las empresas con sede en Europa amortizaron el año pasado el 72% del costo del valor presente de sus inversiones en maquinaria, edificios industriales e intangibles. Por categorías de activos, las mayores desgravaciones de capital fueron para maquinaria (87,3%), seguidas de intangibles (81,7%) y edificios industriales (51,1%).
En 2022, algunos países, caso de Estonia y Letonia, contaban con disposiciones que permitían a las empresas deducir el coste total de la inversión, ya sea mediante el gasto inmediato total o la recuperación neutral de costes. “Por ejemplo”, precisan en Tax Foundation, “Estonia y Letonia solo gravan las ganancias distribuidas, mientras que las ganancias reinvertidas no están sujetas a impuestos. Esto permite cancelar el 100% del valor actual de la inversión de capital”.
Otros países, como Reino Unido y los Estados Unidos, proporcionaron deducciones completas para determinadas inversiones de equipos. “Desafortunadamente, algunas de estas políticas son temporales y, a medida que caduquen, el costo de la inversión después de impuestos aumentará”, señala el informe de Tax Foundation.
Por su parte, en Alemania los programas de depreciación acelerada de maquinaria vigentes para los años 2020-2022 expiraron ya, en tanto que en Finlandia y el Reino Unido reconocieron la importancia de las desgravaciones de capital para apoyar la inversión empresarial y decidieron prorrogar o modificar las pólizas que iban a expirar.
En el caso de Finlandia, la tasa de depreciación de saldo decreciente de la maquinaria se ha duplicado temporalmente para el cuatrienio 2020-2023, aunque recientemente se ha aprobado una propuesta para extender las reglas de mayor depreciación hasta 2025.
Tax Foundation señala que en el Reino Unido la superdeducción temporal del 130% para equipos, que terminó en marzo de 2023, fue reemplazada por un gasto temporal que finalizará el 31 de marzo de 2026. Además, las inversiones en activos de larga duración estarán sujetas a una deducción del 50% el primer año, y la tasa del impuesto corporativo aumentó del 19% al 25% a partir de abril.
La fundación fiscal recalca que, “aparte de las desgravaciones de capital, las tasas legales del impuesto sobre la renta de sociedades determinan significativamente la cantidad de impuestos corporativos que las empresas deben pagar”. En el caso de España, según la citada fuente, el Impuesto de Sociedades, está en el 25%, el sexto más elevado entre los países de la OCDE, solo superado por Portugal (31,5%), Alemania (29,8%), Italia (27,8%) y Francia y Países Bajos (25,8%). Hungría (9%), Irlanda (12,5%) y Lituania (15%)
Asimismo, Tax Foundation sostiene que “a medida que los países europeos intentan apoyar la inversión, las autoridades deberían apuntar a proporcionar permanentemente deducciones inmediatas para inversiones en maquinaria y equipos, al tiempo que para las demás inversiones de capital deberían proporcionar ajustes por inflación y el valor temporal del dinero.
Consecuencias económicas
La autora del estudio de esta organización de política fiscal con sede en Washington, Cristina Enache, advierte de que “aunque a veces se pasan por alto en los debates sobre impuestos corporativos, las desgravaciones de capital desempeñan un papel importante en la base impositiva de un país, y pueden afectar a las decisiones de inversión con consecuencias económicas de largo alcance”.
La experta explica que las empresas determinan sus ganancias restando los costes, como salarios, materias primas y equipos de los ingresos. “Sin embargo, en la mayoría de las jurisdicciones las inversiones de capital no se consideran costes regulares que puedan restarse de los ingresos en el año de la adquisición. En cambio, los programas de depreciación especifican la vida útil de un activo, lo que determina la cantidad de años durante los cuales se debe cancelar un activo. Así, al final del periodo de depreciación la empresa habría deducido el coste total en dinero del activo”.
Sin embargo, añade Enache, “en la mayoría de los casos estos programas de depreciación no consideran el valor temporal del dinero: un rendimiento normal más la inflación”. Y pone un ejemplo: “Supongamos que una máquina cuesta 10.000 dólares y tiene una vida útil de diez años. Con una depreciación lineal, una empresa podría deducirse 1.000 dólares cada año durante diez años. Sin embargo, debido al valor temporal del dinero, una deducción de 1.000 dólares en años posteriores no es tan valiosa en términos reales como la deducción actual, lo que reduce la productividad del capital”.
Fuente: El Economista