Marruecos es uno de los temas que está marcando la campaña electoral en España. En cada entrevista y debate se habla del vecino del sur. La relación con el país magrebí ha sido uno de los grandes temas que ha ocupado a la diplomacia española durante la última legislatura. España ha vivido la peor crisis con Marruecos de las últimas dos décadas y una reconciliación marcada por el giro del Gobierno en relación con el Sáhara Occidental. Pero a este rompecabezas diplomático también se le ha sumado la congelación de relaciones con Argelia. Una legislatura marcada por la tensión y la distensión con los vecinos del sur.
“Ahora nos encontramos precisamente en un momento de distensión, en lo que algunos llaman incluso como una luna de miel con Marruecos. Sin embargo, yo creo que las relaciones siguen siendo frágiles”, defiende Miguel de Larramendi, profesor de estudios árabes e islámicos en la Universidad de Castilla-La Mancha. “Este es un momento de confianza mutua, de cambio positivo y de construir el futuro sobre la base de la cooperación y de la alteridad: España acepta a Marruecos tal y como es y viceversa”, defiende Rachid El Houdaïgui, experto del Policy Center for the New South y profesor de Relaciones Internacionales en la Univesidad de Tanger.
“Me da la impresión de que la hoja de ruta que fue acordada con la visita del presidente del Gobierno (Pedro Sánchez) se ha ido desarrollando de forma muy lenta. El ámbito donde los mayores frutos han sido visibles ha sido en el de la cooperación en materia migratoria”, relata Larramendi. Explica que esta reconciliación ha sido “asimétrica, en la medida en que España ha dado un paso (su giro sobre el Sáhara Occidental). Pero lo que espera por parte de Marruecos se va retrasando a lo largo del tiempo”. Como es el caso de la apertura de las aduanas comerciales en Ceuta y Melilla.
El Sáhara Occidental, en el centro
En esta legislatura la cuestión del Sáhara Occidental se ha situado en el centro de las relaciones bilaterales. Una política que no ha sido exclusiva con España: “Durante los últimos años, Marruecos ha reforzado su asertividad en política exterior y ha generado crisis con otros países, con Alemania en el pasado, y ahora forma más o menos clara también con Francia, intentando forzar o impulsar un apoyo más explícito a su posición sobre la cuestión del Sáhara”, añade Larramendi.
“La anterior crisis diplomática fue un electroshock salvador para el statu quo y la rutina en el que estaba instalada la relación entre los dos países”, defiende El Houdaïgui. Para el experto marroquí, la relación actual entre países pasa por un momento “bastante positivo”, y pone como ejemplo la “nueva posición española sobre la cuestión del Sáhara”, o la Reunión de Alto Nivel, que hacía ocho años que no se celebraba. “No debemos olvidar la hoja de ruta firmada en 2022, es muy importante porque proporciona un marco político para la aplicación de las nuevas relaciones”, explica.
Falta de consenso
Uno de los elementos de “fragilidad” de esta reconciliación es la falta de consenso político español sobre el Sáhara Occidental, según Larramendi. “No fue suficientemente explicado a la opinión pública y esto ha provocado que en la propia campaña electoral sea un tema que esté presente”, relata. También destaca que aunque el PSOE y Podemos tenían posiciones muy alejadas sobre el tema, no supuso la ruptura del Gobierno.
Uno de los posibles factores de tensión en el futuro es que el Gobierno estará “condicionado a las expectativas de Marruecos para que España reafirme y avance en su posición de respaldo a las tesis marroquíes sobre el Sáhara”, apunta el experto español. También señala la futura delimitación de las aguas territoriales con Canarias o el futuro del Acuerdo de Pesca de la UE con Rabat, como posibles temas de disputa que deberá afrontar el nuevo Ejecutivo.
De cara al futuro, Larramendi explica que cuando ha habido cambios de Gobiernos, las modificaciones en las relaciones con Marruecos han sido “mínimas” y no cree que se pueda producir un giro radical. El Houdaïgui, tampoco piensa que la posición española pueda cambiar si la derecha ganara en España, piensa que el giro que hizo el Gobierno sobre el Sáhara “no es en absoluto una decisión a corto plazo, es una decisión estructural”, defiende.
La crisis argelina
“Ahora nos encontramos con un alineamiento claro a favor de Marruecos, pero que ha dinamitado las relaciones con Argelia” apunta Larramendi. “Esto está un poco relacionado con cuáles son los objetivos, desde mi perspectiva, prioritarios de España hacia el norte de África: mantener buenas relaciones con Marruecos, pero la prioridad es la estabilidad del Magreb y del norte de África.”, explica. Por ahora, la relación entre Madrid y Argel está congelada desde el mes de junio del 2022, cuando las autoridades argelinas suspendieron el tratado de amistad que les unía. Esta crisis también ha repercutido a las empresas españolas que trabajan en el país, ya que viven un bloqueo que les impide trabajar o importar productos desde España.
Fuente: El Periodico