La preocupación por la imagen se ha acentuado entre los españoles. Muchos se quejan de querer mejorar algunos aspectos de su físico o simplemente buscan cuidar más su aspecto. Este hecho ha provocado que el culto a la cirugía y medicina estética gane cada vez más seguidores.
Es importante diferenciar entre los conceptos medicina estética y cirugía estética. El primero de ellos hace referencia a los procedimientos no invasivos mientras que el segundo requiere que el paciente pase por la sala de operaciones.
En los últimos años la demanda de esta práctica se ha disparado. “Ha aumentado un 200% en una década. Cuando yo empecé hace doce años eran muchos menos los pacientes que acudían”, afirma la presidenta de la Sociedad Española de Clínicas de Medicina y Cirugía Estética (Semyce), Lola Sopeña. “Hemos experimentado un crecimiento fundamentalmente desde el final de la pandemia y todavía se mantiene”, indica la cirujana plástica y vicepresidenta de cirugía estética de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre), Beatriz Berenguer Frohner.
En 2021 – últimos datos públicos – se realizaron 871.525 procedimientos médicos estéticos, según la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). En concreto, siete de cada diez fueron intervenciones faciales. El más demandado de esta clase, con un 42%, fue el relacionado con la toxina botulínica. Le sigue el ácido hialurónico con un 32% y los dirigidos a la mejora de la piel con un 20%. Además, de la cifra total 191.515 fueron corporales y alrededor de 50.000 depilación láser. De igual forma, en 2021 se llevaron a cabo 204.510 procedimientos estéticos quirúrgicos, según la memoria “La realidad de la cirugía estética en España”, elaborada por la Secpre.
Existen diversos factores que han provocado el “boom” de la medicina y cirugía estética. Por un lado, ha mejorado la calidad de los productos y técnicas que se utilizan. “Antes obtenías un resultado antiestético. Ahora contamos con un catálogo natural que funciona muy bien”, explica la presidenta de Semyce. Además, el precio de los procedimientos ha disminuido pudiendo estar al alcance de más personas debido al incremento de profesionales que se especializan en estética y abren sus propias clínicas.
La Sociedad Española de Clínicas de Medicina y Cirugía Estética afirma que los centros estéticos se han multiplicado de forma exponencial. “La última vez que nos reunimos con la consejería de sanidad solo en la capital había 14.000 centros con autorización sanitaria”, indica Lola Sopeña.
La pandemia también ha contribuido al aumento de la demanda. En esa época se adoptó el teletrabajo y las reuniones virtuales y dieron lugar a lo que se conoce como “Zoom boom”. “Muchos al verse en la pantalla del ordenador en la aplicación Zoom u otras fueron más conscientes de los pequeños defectos que no vemos cuando nos miramos al espejo lo que les llevó a considerar realizarse procedimientos estéticos”, explica la cirujana Beatriz Berenguer. También fue un periodo de incertidumbre y estrés – no se sabía qué iba a pasar con la aparición del Covid en la sociedad – que las personas aliviaron con mejoras estéticas como una forma de autocompasión y para restaurar la confianza en sí mismo.
Por otro lado, las redes sociales tienen un impacto significativo en la percepción que tienen las personas, sobre todo de los jóvenes, acerca de la estética y belleza. Y es que, aplicaciones como Instagram o TikTok poseen filtros que permiten cambiar la forma del rostro lo que ha generado en las personas nuevas necesidades, según los profesionales. De hecho, una encuesta de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, datada en 2020, indica que el 10,5% de los pacientes acuden a un cirujano influido por las redes mientras que un 4,99% lo hace por la influencia de alguna celebridad y su deseo de parecerse a ella. “Es interesante observar medidas como las tomadas en Reino Unido y Noruega, que han limitado el uso de filtros como el Bold Glamour con el objetivo de frenar la promoción de imágenes irreales”, indica el coordinador de Cirugía Plástica de la Unidad de Cirugía Plástica y Medicina Estética de Vithas Lleida, Salvador Riba.
Una mujer de entre 30 y 60 años
El perfil de paciente que acude a una clínica es una mujer de entre 30 y 60 años que tiene alguna zona con la que está insatisfecha y le produce algún complejo o busca frenar el paso del tiempo y sus efectos. No obstante, las redes sociales y los filtros de belleza atraen cada vez más a los jóvenes a los procedimientos estéticos. La Sociedad Española de Medicina Estética afirma que hace unos años la edad media a la hora de realizarse el primer tratamiento era a los 35 años. Ahora ha bajado a los 20 años. Por su parte, el grupo poblacional que más demanda la cirugía estética son las personas de entre 30 y 44 años ya que protagonizan el 35,4% de los procedimientos. Además, casi tres de cada diez operaciones se realizan a pacientes de entre 18 y 29 años, y el 26,9% a entre 45 y 60 años.
Además, cada vez es más común ver a la población masculina sentada en la sala de espera aguardando a que llegue el profesional. De hecho, en cuanto a los procedimientos quirúrgicos, en 2021 el 15% se llevaron a cabo en varones. “Creo que este cambio se debe en gran parte a la evolución y la incorporación de nuevas técnicas que responden a las preocupaciones estéticas específicas de los hombres”, indica Berenguer Frohner.
Los tratamientos corporales y faciales son los más solicitados por la población española
Los tratamientos más demandados por la población femenina y masculina son los relacionados con el rejuvenecimiento facial (la eliminación de arrugas, tensores, ácido hialurónico o toxina botulínica) y los corporales para remodelar el cuerpo, bajar de peso o eliminar grasa focalizada.
La cirugía de mama y la blefaroplastia – procedimiento en el que se extirpa el exceso de piel de los párpados – son los reyes de la baraja quirúrgica. En 2021 se realizaron 107.540 y 21.787 intervenciones respectivamente. En tercer lugar, se encuentra la liposucción con 21.415 operaciones. Le sigue la rinoplastia. Y es que, el uso de la mascarilla, según los profesionales, provocó que 14.385 personas se hiciesen esta intervención.
La medicina estética ha experimentado un cambio hacia productos menos agresivos, “lo que permite a los pacientes obtener resultados notables como menos tiempo de inactividad y riesgo”, explica Salvador Riba. Además, “los laboratorios continuamente están evolucionando los fármacos y los médicos van adquiriendo prácticas más sofisticadas y que dan mejores resultados”, indica Lola Sopeña. Respecto a la cirugía, se han llevado a cabo avances tanto en el campo de la seguridad, estética y tecnología. “Los resultados de una liposucción con las técnicas de ahora son diez veces mejores, menos invasivos y la recuperación es mucho más rápida”, afirma.
A la medicina y cirugía estética se le augura un buen futuro. Y es que, “somos una población destinada al envejecimiento por lo que la proyección a nivel de negocio va a ser tremenda”, recalca la presidenta de Semyce. Además, tanto los jóvenes como los mayores tienen interiorizada la cultura de cuidarse cada vez más.
Fuente: El Economista